RITOS FUNERARIOS ¿PARA QUÉ?

La gente lleva muriéndose más de 200.000 años. Vamos, la gente lleva muriéndose desde que empezó a existir, porque es condición de todo ser vivo la de morir.

Hay evidencias relacionadas con restos óseos de neandertales que nos hacen sospechar que ya ellos practicaban algún tipo de ritual inhumatorio; algo que resulta casi inherente a su condición en el caso de nuestra especie.

Las variaciones en los rituales mortuorios son enormes. Ha habido tiempos y culturas para casi todo. Ha habido prácticas de canibalismo ritual para asumir las capacidades y virtudes del muerto. Ha habido exposición del cadáver para que sea devorado por carroñeros y depredadores y su alma se trasfunda y viva en ellos. Ha habido conservación del cadáver mediante diversas prácticas de embalsamamiento o momificación para que el alma siguiera teniendo un soporte material con el que pasar al más allá, o incluso para seguir viviendo en el más acá. Pero lo más frecuente y extendido ha sido el enterramiento, bien la inhumación del cuerpo amortajado o metido en ataúd, sarcófago u otro recipiente; o bien el enterramiento de las cenizas, previa cremación.

Parrillada de Humano

Lo más habitual ha sido hacer un agujero y ¡el muerto al hoyo!

Los esfuerzos y el despliegue de recursos asociados a los rituales mortuorios ha superado con creces a los empleados en los relacionados con el nacimiento y, durante mucho tiempo, incluso con los recursos puestos al servicio de evitar o retrasar la muerte.

¿Cuánto dura el valor de las intenciones trascendentes?

It depends

Muchos de los rituales de enterramiento comportaban que al cadáver lo acompañara su riqueza, sus joyas, sus tesoros, sus armas. La familia, los súbditos, los creyentes, respetaban la tumba. Los no creyentes, los no súbditos, eran especialmente proclives a asaltar las tumbas y llevarse cuanto podían, importándoles un bledo la integridad del cadáver o, incluso, importándoles especialmente darle caña.

Hasta los pertenecientes al mismo credo y conciudadanos de los muertos pierden el nivel de respeto por los lugeares de enterramiento con el paso del tiempo. El crecimiento de las ciudades ha supuesto casi siempre la «eliminación» de las necrópolis que estorbaban: unas veces se ha trasladado la osamenta y otras sencillamente «se ha enterrado el enterramiento». En cualquier caso, el carácter sacrosanto dado en un tiempo al suelo de sepultura ha cambiado por mor de los intereses especulativos del urbanismo. En algunos casos, los cementerios resistieron y quedaron; pero con el tiempo sufrieron el mismo fin… y si no, una excavación arqueológica puede encargarse de cambiar el lugar de descanso «eterno» de un muerto haciendo que éste deje de ser un apartado lugar y pase a ser una vitrina de un museo.

¿Quién le iba a decir a Tutankhamon que después de resistir más de 3.200 años en su tumba sin que fuera violada por los ladrones de todos los tiempos (al menos no del todo) iba a terminar en una urna de plexiglás a la vista de todos los mortales? (y esto sólo por hablar de uno de los casos más famosos)

Howard Carter haciendo cosquillas a Tutanjamón

¡Cuánta pérdida de tiempo, recursos y sentimientos!

Hablamos de reciclar desperdicios… ¡reciclémonos!
En cualquier caso, sea en menor o mayor tiempo es lo que pasará con nosotros, nos iremos descomponiendo y nuestros átomos se irán trasfundiendo a bacterias, insectos, gusanos, plantas, y entrando a través de ellos en nuevas fases de la materia. ¿Por qué no hacerlo de un modo que sea a la vez útil?
Parte de nuestros órganos son reutilizables; algunos de nuestros tejidos…

¡Reciclemos humanos! ¡Reciclémonos!