NAVIDAD. ¿POR QUÉ HOY?. (más sobre calendario-IV)

 

 

 

Giotto – La Adoración

 

Hoy es 25 de diciembre en el calendario gregoriano. La mayor parte de los cristianos celebran el día de Navidad, es decir, el cumpleaños de Jesucristo (los cristianos ortodoxos, por ejemplo, no lo celebrarán hasta dentro de unos días).

La tradición religiosa reviste este día de una sacra solemnidad. Esa misma tradición habla de que Jesús, el hijo de José, nació en Belén, cerca de Jerusalén, en la noche del 24 al 25 de diciembre del año que correspondería al 1 a.C.

Para aproximarnos a la determinación de la fecha en la que nació Jesús disponemos de muy pocas fuentes. Sólo los Evangelios canónicos de Lucas y de Mateo se refieren al acontecimiento y no dan una precisión cronológica absoluta, aunque sí indicios o referencias que, unidos a otras fuentes de la historia romana y a los relatos del historiador judeorromano Flavio Josefo, nos permiten aproximarnos.

Sabemos, por los relatos bíblicos, que en el momento del nacimiento de Jesús reinaba en Judea Herodes I el Grande.

Según se deduce de Flavio Josefo, Herodes el Grande reinó entre el año 40 a.C. y el 4 a.C. Comenzó su reinado «en la Olimpiada número ciento ochenta y cuatro, cuando Caio Domitio Calvinio era el cónsul por segunda vez y Caio Asinio Polio [la primera vez]» (Flavio Josefo, Antigüedades de los Judíos, 14:14:5).

La Olimpiada numero 184 corresponde al periodo de cuatro años que va de Julio del 44 a.C. a Julio del 40 a.C. Por otra parte, Calvinio y Polio ocuparon la más alta magistratura romana en el año 714 Ab Urbe Condita, o sea entre Enero y Diciembre del año 40 a.C. . Por tanto, el inicio del reinado de Herodes se produjo entre Enero y Julio del año 40 a.C

La muerte y final del reinado de Herodes se produjo «desde que él había sido declarado rey por los Romanos, treinta y siete” (Antigüedades de los Judíos 17:8:1), precisando que se produjo después de un eclipse lunar, que tuvo lugar en 15 de septiembre del año 5 a.C., tras una estancia del rey en Jericó y en medio de un estado de pérdida de sus facultades mentales, algo que le hizo incluso ordenar el asesinato de su hijo Antipater.

Uniendo todas estas circunstancias, la muerte de Herodes debió producirse en febrero del año 4 a.C.

Según el Evangelio de San Mateo, Herodes tuvo noticia del nacimiento de Jesús al llegar ante él los magos de oriente, a los que encomendó volver a indicarle el lugar del nacimiento a fin de ir él a adorar al recién nacido. Tras consultar sobre las profecías referidas al Mesías, y temeroso de perder su trono, Herodes decretó el asesinato de los menores de dos años de Belén y sus alrededores, hecho del que no hay otra constancia histórica pero que encajaría en los desequilibrios psíquicos que Flavio Josefo atribuye a Herodes al final de su reinado.

Según Mateo, la familia de Jesús, tras serle revelada la intención de Herodes, salió de Belén antes de producirse la matanza, permaneciendo en Egipto hasta la muerte del rey. Después de un tiempo impreciso, la familia volvió de Egipto y se instaló en Nazaret.

Así pues, hasta aquí tenemos que el nacimiento de Jesús debió producirse al menos unos meses antes de la muerte de Herodes, tal vez en el año 5 a.C.

   

 

Herodes el Grande

 

El evangelista Lucas aporta un detalle adicional para situar el natalicio de Jesús. Nos dice: «1 Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.»

El censo aludido pudo producirse en el Otoño del 5 a.C., después de las cosechas, durante las fiestas correspondientes a dicho periodo (lo que justificaría la imposibilidad de alojamiento de la familia) y antes de los fríos invernales (lo que explicaría la alusión evangélica a los pastores que velaban sus rebaños al aire libre)

Por otra parte, Lucas incluye una referencia cronológica bastante precisa al referirse al inicio de la predicación de Juan el Bautista, primo de Jesús, al decir que ésta dio comienzo en el año 15 del emperador Tiberio. Augusto murió el 19 de agosto del 14 d.C., sucediéndole Tiberio. Sin embargo, desde el 12 d.C. Tiberio, hijo adoptivo de Augusto, compartía con éste diversas facetas del gobierno siendo esos dos años, del 12 al 14, contabilizados en otras referencias históricas como tiempo de «reinado» de Tiberio. Esto nos lleva al año 26 d.C. Las referencias del evangelista Juan a que el Bautista inició su ministerio en el año 46 desde la construcción del templo, realizada por Herodes a partir del 20 a.C. (como queda contrastado en los relatos de Flavio Josefo), confirmaría que la predicación de Juan el Bautista y la del propio Jesús debió iniciarse el 26 d.C. Ya que Lucas dice «Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años», esto confirmaría que el nacimiento de Jesús pudo producirse en el Otoño del año 5 a.C.

Finalmente, en el Evangelio de San Lucas se menciona la concepción y la gestación de Juan el Bautista que quedan relacionadas con las de Jesús al decir que el Arcángel San Gabriel anunció a María su concepción diciéndole además que su prima Isabel estaba embarazada de seis meses, con lo que el nacimiento de ambos primos debió producirse con esa diferencia temporal. El padre de Juan el Bautista era Zacarías, sacerdote del Templo, del que el propio Lucas refiere estaba en el servicio del templo cuando recibió la revelación del próximo embarazo de su mujer (no lo creyó, pues eran de edad avanzada y nunca había concebido, por lo que fue «castigado» perdiendo la voz) Teniendo en cuenta que los turnos de servicio sacerdotal en el Templo estaban estrictamente programados desde el Rey David, se concluye que Juan el Baustista debió ser concebido unos pocos días después del 29 de mayo del año 6 a.C. (fecha en la que concluyó el turno de servicio de Zacarías) Esto llevaría a concluir que la concepción de Jesús debió producirse unos seis meses después, en Noviembre o Diciembre del 6 a.C. y, por tanto, el nacimiento se produciría en el final del Verano o el inicio del Otoño del 5 a.C.

 La fecha exacta del nacimiento de Jesús no era una preocupación fundamental para los primeros cristianos, ni siquiera lo era para los propios evangelistas. No lo era el día y mes del nacimiento y ni siquiera el año. Hasta el año 525 no hubo una intencionada intervención de la Iglesia para la determinación, no de la fecha exacta sino de la era del nacimiento, es decir, para establecer un cómputo específico de años desde el nacimiento de Jesucristo, lo que se denominó desde entonces «era cristiana», o Anno Domini (año del Señor). El Papa Juan I (523-526) encargó a un monje escita, miembro de la curia romana, que estableciera el primer año de la era cristiana. Este monje era Dionysius Exiguus (Dionisio el Enano) que vivió aproximadamente entre el 470 y el 544. Dionisio no documentó el procedimiento que siguió para sus cálculos; si lo hubiera hecho sabríamos cuál fue la razón de su error, pues, como hemos visto en los párrafos anteriores, sólo un dato como el de la muerte de Herodes desmiente al escita.

Dionisio falló en el año… la era cristiana se inicia, desde sus cálculos, el 1 de enero de 754 años después de la fundación de Roma (otra referencia puramente mítica sin posibilidades de ser contrastada con absoluta certeza) Es a la vez cómico y trágico y en cualquier caso paradójico que el error en un cálculo tan trascendente nos haga decir que Jesucristo nació en el año 5 antes de él mismo.

 

Con todo, la determinación de la «era» no supuso la generalización de su uso en los reinos cristianos. Su difusión fue creciendo sobre todo después de ser utilizada por Beda el Venerable para datar los acontecimientos de su Historia eclesiástica de los ingleses (731) En España, por ejemplo, se siguió utilizando la llamada Era Hispánica, que partía del 1 de enero de 38 a.C. y de cuyo uso hay constancia documental entre los siglos III y XV; fue abandonándose sucesivamente en los diversos reinos peninsulares (en 1180 en Cataluña; con Jaime I el Conquistador en Aragón, Valencia y Mallorca; en 1384 en Castilla; en 1422 en Portugal y, finalmente, en el siglo XV en Navarra)

 

Inscripción de Córdoba atribuida al rey Suintila, en la que consta la fecha 665 de la era hispánica

 

Respecto al establecimiento del 25 de diciembre como el día del nacimiento de Jesús, el Papa Julio I (350) manifestó su deseo de que se celebrara en tal fecha, siendo decretada como fecha de conmemoración del natalicio por el Papa Liberio (354)

Lo cierto es que en la Roma pagana el 25 de diciembre (ANTE DIEM OCTAVVM CALENDAS IANVARIAS) se celebraba la festividad del DIES NATALIS SOLIS INVICTI (Día del Nacimiento del Sol Invicto, asociado al nacimiento del dios Apolo), culminación de las festividades denominadas SATVRNALIA, que comenzaban el 21 de diciembre. Es más que probable que una vez convertido el cristianismo en la religión (quizás habría que decir en la organización) dominante en el imperio, se impusiera la necesidad de vincular una fecha emblemática en el ciclo de festividades paganas a las celebraciones cristianas… en este caso el paralelismo con el nacimiento del nuevo sol en el solsticio de invierno ayudaba.

 

Representación del Sol Invicto

 

Las tradiciones asociadas a la celebración del solsticio de invierno también estaban presentes entre los pueblos germánicos y nórdicos, que celebraban el nacimiento de Frey, dios de la fertilidad, el sol naciente y la lluvia. Precisamente en esta festividad estos pueblos acostumbraban a adornar un árbol… tradición que fue conservada tras la cristianización cambiando, naturalmente, el significado del que pasó a ser Árbol de Navidad.

 

 

Hoy en día la trascendencia religiosa de la fiesta de Navidad va quedando empañada (placajes papales al margen) por una compleja parafernalia consumista. En nombre de la tradición, los comercios hacen caja, los precios suben, el que puede y hasta el que no puede se gasta lo que le pidan para cenar en Nochebuena y comer en Navidad más que en cualquier celebración… mariscos, asados, turrones, bebidas, dulces… Y, además, regalos… el agosto en diciembre para los comerciantes, especialmente para los grandes almacenes.

Y, como casi todo, todo construido sobre medias verdades.

¿Tú qué crees?

 

  

 

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