UNIVERSO (ITEM MAS)

UNIVERSO

IMPULSO VS EMPIRISMO

TRANSCENDENTIA NOMINI

VIDA: TODO Y NADA

No queda nada de lo que fue nada
(era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada).
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

(José Hierro, Vida)

ANTE DIEM SEPTIMVM IDVS SEPTEMBRES ANNI MMDCCLXXIV AB VRBE CONDITA

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humanidad (con minúscula: lo que nos hace humanos)

Arsuaga, J.L. y Millás J.J.; La vida contada por un sapiens a un neandertal, Penguin Random House, Grupo Editorial, Barcelona, 2020

Sapiens, Patronio, señor Miyagi, maestro Juan Luis Arsuaga; neandertal, conde Lucanor, Daniel LaRusso, pequeño saltamontes Juan José Millás.
A través del presente, de lo cotidiano, de lo palpable, el magister, el máster Arsuaga, explica al discente, intencionadamente ingenuo Millás, el pasado de la Humanidad y el camino de cientos de miles de años de humanización. Una forma original de afrontar cuestiones vitales: por qué somos como somos; cómo hemos llegado a ser una especie dominante y modificadora del medio hasta el extremo; cómo somos tan variados en fisonomías y por qué; qué es lo que justifica el dimorfismo sexual; qué es biología y qué es cultura.
La fluida y certera prosa de Juan José Millás sirve para transmitirnos la erudita visión y la capacidad de divulgación de Juan Luis Arsuaga.
En un tono distendido, ameno y sencillo puede disfrutarse en una sola sentada esta aproximación a nosotros mismos.
Un gran pequeño relato sobre la existencia sin virtuosismos ni doctas descripciones cientifistas.
Quedas con ganas de más.

NONIS SEPTEMBRIBVS MMDCCLXXIV AB VRBE CONDITA

THE SPACE, THE FINAL FRONTIER – III. MARTE – LOS PRIMEROS PLANES DE INVESTIGACIÓN DEL RÓVER PERSEVERANCIA

La misión Mars 2020 Perseverance nos ha regalado hasta la fecha dos especialmente importantes instantes: el primer vuelo de un aparato humano en la atmósfera de Marte y la comprobación de que es factible obtener oxígeno a partir del dióxido de carbono de la atmósfera marciana… además de unas treinta mil fotografías, vídeos y audios que nos permiten «trasladarnos» hasta Marte como si estuviera al otro lado de la ventana de casa. Ahora, el róver comienza sus campañas científicas.

Marte – Cráter Jezero – Mars 2020 Perseverance – Rutas planeadas para las dos primeras campañas científicas del róver (Créditos: NASA/JPL-Caltech/Ball Aerospace & Technologies Corp./Lunar & Planetary Laboratory of Arizona University

                Tras su llegada a Marte el pasado 18 de febrero, el róver Perseverancia completó el programa de chequeo de todos sus sistemas, de calibración de sus instrumentos ópticos y prueba de los restantes, incluyendo el exitoso proceso de obtención de oxígeno (O2) a partir del dióxido de carbono (CO2) de la atmósferas marciana, utilizando el instrumento MOXIE (Mars Oxygen ISRU Experiment). Posteriormente, realizó pruebas de desplazamiento abandonando el punto de aterrizaje, denominado «Octavia E. Butler Landing Site». Después, desplegó y liberó en el suelo del cráter Jezero el helicóptero Ingenio y se posicionó en el lugar bautizado como «Van Zyl Overlook», desde donde observó y sirvió de transmisor de órdenes y emisor de resultados de los vuelos realizados por el helicóptero. Éste, se convirtió en el primer artefacto humano que voló por sus medios en la atmósfera de un planeta distinto a la Tierra el 19 de abril de 2021 según el calendario terrestre, sol o día marciano nº 58 desde el inicio de la misión. Desde esa misma ubicación ha realizado un exhaustivo reconocimiento del terreno en torno a su posición y hasta la larga distancia que le permite alcanzar el instrumento óptico Mastcam-Z.

                El pasado día 9 de junio el equipo encargado de la misión, después de las observaciones iniciales, hizo pública la planificación de las operaciones, ya a pleno rendimiento científico, de las próximas semanas.

                La imagen que acompaña presenta la ruta elegida para completar las dos primeras campañas científicas. Dicha imagen, sobre la que los responsables de la misión han anotado las rutas y puntos de estudio, fue tomada por el instrumento óptico HiRISE a bordo del Mars Reconaissance Orbiter (MRO).

                La primera campaña científica de Perseverancia llevará al róver hacia el sur y luego al oeste hasta alcanzar la unidad denominada «Seitáh» (palabra en idioma navajo que significa «en mitad de la arena»). Explorará tanto la zona noreste como la noroeste de dicha unidad, rodeándola por el sur. Su objetivo será la observación e investigación de las estructuras geológicas de la unidad y tomará muestras de las capas más profundas y potencialmente más antiguas del cráter Jezero. También estudiará una zona con fracturas en el suelo del cráter, donde está previsto que Perseverancia tome la primera muestra de suelo que quedará conservada en uno de los cilindros herméticos que Perseverancia dejará reunidos en un punto próximo a la zona de aterrizaje donde una futura misión en colaboración con la ESA y ROSCOSMOS los recogerá y asegurará en un módulo de lanzamiento previsto para abandonar la superficie de Marte y regresar a la Tierra con las muestras obtenidas. Esta primera «campaña científica» podrá incluir otros objetivos si se encuentran detalles o unidades de interés durante el desplazamiento del róver. Esta primera misión científica concluirá con el regreso a «Octavia E. Butler Landing Site».

                La segunda «campaña» se iniciará con el desplazamiento de Perseverancia hacia el noreste para posteriormente girar al oeste en busca de la zona a la que se ha denominado «Three Forks» («Tres Tenedores»), ya frente a los depósitos del delta del Neretva Vallis, formado por los depósitos arrastrados por una antigua vía de agua que desembocaba en el cráter Jezero, entonces un enorme lago. Si alguna vez hubo vida en Marte es ahí, en los depósitos del delta donde caben más posibilidades de hallar alguna evidencia.

                Sin duda, si ya ha sido excitante lo que nos ha aportado la misión Mars 2020, las próximas jornadas pueden ser apasionantes.

15 de junio de 2021

ANTE DIEM DVODEVICESIMVM KALENDAS IVLIAS ANNI MMDDCCLXXIV

QVINQVATRVS MINORES II

¡ODIO EL VERANO!

¡Odio el verano!… Y no estoy de acuerdo con la división de las estaciones. Una cosa es el solsticio, irrefutable por ser un momento concreto de la posición de la Tierra en su órbita de traslación alrededor del Sol, combinado con la inclinación del eje de rotación terrestre, y otra muy distinta es el lapso temporal (relacionado también, obviamente, con la posición de la Tierra respecto al Sol) en el que hace calor en el hemisferio norte (si estuviera en el hemisferio sur diría lo mismo, pero en diciembre). Los equinoccios y los solsticios deberían ser el punto medio de cada estación y no el comienzo de la misma.

Los rayos solares le pegan directamente al paralelo llamado Trópico de Cáncer, en el hemisferio norte, el 21 de julio, hora arriba, hora abajo, y el tiempo de permanencia del Sol sobre el horizonte es el más largo del año (valga lo mismo con respecto al trópico de Capricornio para el hemisferio sur). Hasta ese día (fecha) el día (horas con el Sol mostrando su jeta) se ha ido haciendo más largo y la noche más corta, sumando, claro (no me sean boludos ni pendejos ni pelotudos), las 24 horas. De este modo, el calor (o el frío allá, al sur del Ecuador) ha ido aumentando hasta ese punto y sigue alto en los días siguientes hasta que la disminución de horas de insolación (noches cada vez más largas, días cada vez más cortos e incidencia más oblicua de los venablos de Febo) facilita, junto a los factores concurrentes de movimiento de las líneas de los frentes polares, cambios en la dinámica atmosférica y corrientes marinas… que vaya haciendo menos calor. De ahí que se hable del fresco en las noches de finales de agosto (insisto, para el hemisferio norte, al revés en el hemisferio sur).


Imagen obtenida en Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported2.5 Generic2.0 Generic and 1.0 Generic license. Figura como autor el usuario «Duduf»

En cualquier caso, mi «¡odio el verano!» lo dirijo, no al verano astronómico sino al meteorológico. No soporto el calor, me pone de mal humor. Detesto sudar sin hacer ejercicio, las trasmisiones bioeléctricas entre mis neuronas hacen cortocircuito y pienso peor y, no sé por qué, al aire libre siento como si no hubiera límites y estuviera desprotegido; mientras que en el invierno, sobre todo con tiempo nublado, lluvioso o nivoso, mi maquinaria funciona mejor y me siento más seguro, más protegido, insisto, no sé de qué ni por qué. Y me gusta caminar bajo la lluvia o la nieve, sintiendo el aire frío en el rostro y las gotas o los copos derretirse al contacto con mi piel.
Un perro verde.

14 de mayo de 2021

ANTE DIEM DVODEVICESIMVM KALENDAS IVLIAS ANNI MMDCCLCCIV

QVINQVATRVS MINORES II

EL FUTURO DEL RUGBY – EL HEMISFERIO AUSTRAL

Reflexión sobre el SupeRugby Trans-Tasman 2021 y la situación en la que está y parece que estará, el rugby del hemisferio sur.


Ayer, sábado 12 de junio, se disputaron los últimos partidos del SupeRugby Trans-Tasman, que ha enfrentado a las 5 franquicias neozelandesas con las cinco australianas. El próximo sábado, los Blues y los Highlanders, ambos neozelandeses, se disputarán el trofeo.


Ésta ha sido (a falta de la final) una competición transicional.
Las circunstancias de la pandemia deshabilitaron las posibilidades de disputar un SupeRugby «tradicional», con las franquicias neozelandesas, australianas, sudafricanas y con los Jaguares argentinos o incluso los ya «apartados» Sunwolves japoneses. Ya el final de la temporada 2020, con Australia y Nueva Zelanda en plan «burbuja», contempló un doble torneo de SupeRugby: el SupeRugby Aotearoa y el SupeRugby AU, y esta temporada 2021 se ha repetido doble campeonato; pero con un torneo final de cruce entre ambos SupeRugbies.
La superioridad neozelandesa ha sido aplastante. Los equipos «kiwis» han ganado todos los partidos menos dos: cayeron los Hurricanes ante los Brumbies, en una aciaga tarde para Jordie Barrett, y los Chiefs frente a los Reds. El balance final ha sido:

Neozelandeses, 23 victorias; australianos, 2 victorias;
neozelandeses, 109 puntos; australianos, 11 puntos;
neozelandeses, 991 tantos; australianos, 511 tantos

Y, claro, final entre dos equipos neozelandeses: Blues y Highlanders, que han aventajado a los todopoderosos Crusaders por el «goal-average».

Pero es más que probable que este torneo Trans-Tasman no vuelva a disputarse (a no ser que se oficialice algo así como un enfrentamiento entre el mejor australiano y el mejor neozelandés del futuro SupeRugby).
El tradicional SupeRugby se rompió por las fisuras que ya estaban abiertas antes de la pandemia y ésta no ha hecho más que rematarlo. La situación epidemiológica era bien distinta en unos y en otros países de la SANZAAR, asociación organizadora del SuperRugby y de The Rugby Championship. Sudáfrica y, sobre todo, Argentina padecían, y ésta sigue padeciendo, una situación sanitaria que desaconsejaba los viajes. Mientras, en Australia y, sobre todo, en Nueva Zelanda, la pandemia era poco menos que un recuerdo del pasado ya a mediados de 2020. Estaba prácticamente erradicada en las dos grandes islas de las antípodas y con ocasionales brotes, bien controlados, en Australia. Además, los sudafricanos ya venían amagando con abandonar y enrolarse en la «Liga Celto-italiana», es decir, la Guiness Pro14 (de esto hablaré otro día) por los problemas de cambio horario que, obviamente, afectaban al rendimiento de los equipos, obligados a largos viajes y previsión de días de aclimatación. Finalmente, la organización SANZAAR hizo aguas y, aunque sigue existiendo y es responsable de la organización de The Rugby Championship, con las selecciones de Sudáfrica, Nueva Zelanza, Australia y Argentina, ya previsto para dar comienzo el 28 de agosto de 2021, en la práctica, a nivel de franquicias, seguirá organizando el SupeRugby; pero sin «SA» y sin «AR«.
Efectivamente, para 2022 se prevé un SupeRugby sin sudafricanos y sin argentinos. Los que peor parados salen son los argentinos, que pierden un torneo de alto nivel de exigencia, que estaba aupando también el nivel de la selección, y después de su creciente rendimiento en el SupeRugby, con la culminación de llegar a jugar la gran final del torneo en 2019, el último sin pandemia, en la que plantaron cara a los Crusaders.

New Zealand Rugby comenzó a negociar una posible ampliación de la competición entre sus franquicias profesionales mirando al norte y este y confiando en el apoyo de Australia Rugby. De esta forma se cocinó la posibilidad, cada vez más probable, de pergeñar un SupeRugby centrado en el Pacífico, con las franquicias australianas y noezelandesas y la adición de dos franquicias interpacíficas.

Una de ellas podría ser Moana Pasifika, combinado formado en noviembre de 2020, inicialmente con el objetivo de enfrentarse a los Māori All Blacks. Dicho enfrentamiento llegó el 5 de diciembre de 2020, alineándose en el novel combinado jugadores de Samoa, Tonga y Fiyi, capitaneados por Michael Ala’alatoa (vencieron los Māori All Blacks por un apretado 28-21). Por el momento, y desde abril de 2021, gozan de licencia profesional condicionada al cumplimiento de los requerimientos financieros determinados por New Zealand Rugby, como posible sexto componente de las franquicias neozelandesas.

Completaría el plantel de 12 franquicias Fijian Drua, conjunto amparado por la Fiji Rugby Union, integrado en su totalidad (al menos ahora) por jugadores fiyianos y que compite en el National Rugby Championship australiano con 7 franquicias regionales de Australia.

El cumplimmiento de los requisitos económicos de viabilidad es condición indispensable para el proyecto; pero todo parece indicar que tendremos un SupeRugby oceánico en 2022. Lo que queda por ver es cuál será el formato definitivo, si un todos contra todos o un sistema de conferencias. En cualquier caso, seguirá siendo, sin duda, la mejor competición de rugby por equipos.

13 de junio de 2021

IDIBVS IVNIIS ANNI MMDCCLIV AB VRBE CONDITA

IVPPITER INVICTVS

QVINQVATRVS MINORES I

THE SPACE, THE FINAL FRONTIER… – II. CARRERA ESPACIAL, PERIPLO VITAL

El curso de mi vida ha sido paralelo al desarrollo de la tecnología humana en el espacio exterior y fue, desde el comienzo, uno de los múltiples aspectos de conocimiento que me han mantenido «enganchado» a la actualidad de cada momento.

«It's one small step for [a] man, one giant leap for mankind»

Fui concebido en torno a la fecha en la que el Sputnik 1, con su inserción orbital, se convertía en el primer objeto humano lanzado con éxito al espacio.

Nací el mismo año en el que se creaba la NASA (National Aeronautics and Space Administration).

No había cumplido los 3 años cuando Gagarin consolidó la ventaja soviética sobre los EEUU al convertirse en el primer ser humano en dejar la atmósfera terrestre y volver.

Siendo un niño, desde que fui capaz, devoré las informaciones que con cuentagotas llegaban a diarios y revistas cuando los norteamericanos ensayaban con los Mercury y los Gemini sus vuelos espaciales tripulados y tenía que esperar a publicaciones especializadas para saber de los vuelos soviéticos. Claro, por entonces, las noticias que llegaban a los medios eran fundamentalmente las estadounidenses porque el control férreo de la libertad de información en la extinta Unión Soviética impedía el conocimiento exhaustivo de sus proyectos (Vostok, Voshod…).

Unos días después de mi undécimo cumpleaños presencié en directo la hazaña de la misión Apolo XI. La señal ya era de por sí de baja resolución; pero los añadidos problemas de recepción de un pionero aparato reproductor en blanco y negro de General Eléctrica Española propiciaron que «adivinase» más que «viese» el histórico acontecimiento.

Siguieron otros viajes a la Luna, uno de ellos, el de la Apolo XIII, fallido; pero la información fue siendo cada vez menor: la prensa iba perdiendo el interés por más que se fueran introduciendo novedades como el «automóvil» (en sentido literal) o róver lunar… yo no.

Mis anotaciones y recortes periodísticos fueron ampliándose con lentitud tras la predominante pérdida de interés de los medios. Eran los años 70 del siglo XX y la carrera espacial entre las superpotencias volvía a tener con ventaja a la URSS, con sus estaciones orbitales Salyut (en ruso Салют = fuego artificial) (1971-1986) y las transferencias de cosmonautas en las fiables y seguras naves Soyuz (en ruso Союз = Unión); aspecto éste, el de las estaciones orbitales, en el que Estados Unidos se empeñó poco, con sus cuatro misiones al Skylab, y fue ampliamente superado por los soviéticos con sus regulares visitas y rupturas de récords de permanencia en la mítica estación orbital Mir (en ruso, Мир = Paz) (1986-2000), adonde Serguei Konstantinovich Krikalyov llegó como cosmonauta soviético y de donde regresó, tras 311 días de permanencia, como cosmonauta de la Federación Rusa, ya que asistió desde la Mir, en la órbita terrestre, a la caída y disolución de la Unión Soviética.

Tras los viajes a la Luna, los EEUU se quedaron muy atrás en la carrera espacial. Necesitaban un golpe de efecto. Éste llegó al comienzo de la década de los 80 con el primer despegue del Sistema de Transporte Espacial conocido también como Space Shuttle (Lanzadera Espacial) que constaba de tres potentes etapas de lanzamiento y un orbitador con reentrada en la atmósfera y aterrizaje independiente como un avión. Aquello no podía perdérmelo y fuera en directo, si era emitido, o en imágenes difundidas en diferido, vi los despegues y aterrizajes, las liberaciones de satélites de comunicaciones… aquello se parecía ya a las naves de algunas de mis lecturas de Ciencia-Ficción. Al primer orbitador, Columbia, le siguieron los orbitadores Challenger, DiscoveryAtlantis y Endeavour que pusieron en órbita satélites y otras cargas útiles, destacando especialmente el telescopio orbital Hubble.

Una nueva etapa se abrió con la firma del aún vigente acuerdo para el desarrollo de la Estación Espacial Internacional (ISS). No, no era, y sigue sin serlo, la flamante estación imaginada por Arthur C. Clark, llevada a la gran pantalla por Stanley Kubrick en 2001: A Space Odissey, y esperada con ansiedad por el ser cuyas manos escriben esto… y eso que hemos desbordado por 20 años la fecha en la que se ambienta; pero aún sigue siendo un apasionante objeto de atención. La NASA emite de forma continua imágenes desde la estación, el canal de TV principal de la agencia difunde intervenciones de los astronautas que responden, por ejemplo, a preguntas expuestas por escolares, y existen aplicaciones para seguir en tiempo real las órbitas, bastando unos sencillos prismáticos para poder ver su estructura desde la superficie terrestre. He procurado ver con asiduidad esas transmisiones y así pude ser testigo de la llegada a la estación de la nave SpaceX Crew-2, con cuatro astronautas a bordo, completando durante unos días (entre el 23 de abril y el 2 de mayo de este año) una «superpoblación» de la ISS, con once (11) astronautas de cuatro nacionalidades diferentes flotando en sus pasillos.

También fui testigo en directo del impactante desastre del orbitador Challenger (1986) y seguí, desde el momento en que se dio a conocer, el accidente fatal del orbitador Columbia en su reentrada (2003). Aquello interrumpió durante dos años los vuelos de los orbitadores, pero siguieron en servicio hasta la paulatina retirada, que finalizó con la última misión del Atlantis (2011). Desde entonces las misiones a la ISS han tenido como único vehículo de transporte de pasajeros a las Soyuz rusas, con sus sucesivas actualizaciones (TM, TMA y MS), lanzadas desde el cosmódromo ruso de Baikonur, en Kazajistán. Así ha sido hasta 2020 cuando, gracias al empuje de firmas privadas, ha comenzado una nueva etapa en la exploración espacial tripulada. La SpaceX Dragon, en su versión tripulada (existe otra versión para transferencia de cargas y suministros), ha enviado ya tres tripulaciones a la ISS, una en vuelo de prueba, con dos tripulantes, y dos ya plenamente operativas, con cuatro tripulantes cada una.

Estamos en unos momentos apasionantes. Por un lado está el mantenimiento de programas tan sólidos como las naves Soyuz o las Shenzhou chinas y los paralelos proyectos rusos y chinos de sendas estaciones orbitales independientes. La SpaceX del multimillonario Elon Musk, con su Crew Dragon, asegura la transferencia de cargas útiles, suministros y tripulaciones a la ISS, empresa a la que también comenzarán a contribuir este año (si no falla como en 2019) las naves Starliner, fabricadas por Boeing y Bigelow Aerospace (por cierto, esta empresa quiere construir una estación orbital privada, un hotel orbital)

La NASA, en colaboración con la ESA (European Space Agency) y con la empresa Lokheed Martin, desarrolla el Vehículo de Traslado Multi Propósito, bautizado inicialmente Orión, como parte del ambicioso proyecto oficial de regreso a las misiones tripuladas a la Luna.

Blue Origin, empresa del fundador de Amazon Jeff Bezos, desarrolla la nave reutilizable New Shepard, con el objetivo de prestar servicio oficial a la NASA y realizar vuelos privados a unos 250.000 o 300.000 dólares el billete.

Firefly Aerospace, bajo acuerdo con Israel Aerospace Industries, desarrolla el sistema de transferencia lunar Génesis.

Orbit Beyond, Inc., diseña y construye vehículos de transferencia de carga a la Luna y vehículos de desplazamiento superficial lunar, habiendo logrado en 2018 un contrato con la NASA para su programa de regreso a nuestro satélite natural.

Virgin Galactic desarrolla un programa de vuelos suborbitales y orbitales comerciales. El pasado mes de mayo voló con éxito la nave tripulada Virgin Space Ship Unity, aeronave de la 3ª generación de las SpaceShip cuyo precedente original fue el White Knight. La nave despegó del Spaceport America, en Nuevo México, acoplada a una estructura aviónica (o «portaviones»), la VMS Eve, que la elevó hasta una altitud de transferencia de 13 Km desde la que, con sus motores y ya liberada, la VSS Unity sobrepasó los 86 Km de altitud. Todo un éxito después del fatal final en 2014 de la VSS Enterprise, que explotó en vuelo y se llevó la vida del copiloto Michael Asbury. En marzo de 2021 la empresa presentó su tercera VSS, bautizada Imagine. Si dispones de 250.000 dólares puedes ponerte a la cola de unas 600 personas que ya han reservado plaza para los futuros vuelos.

SpaceX (Space Exploration Technologies Corporation) es, sin duda, la más ambiciosa de las empresas privadas incorporadas a la nueva «carrera espacial». Además del ya mencionado sistema Dragon como contratista de la NASA, desarrolla su proyecto Starship (Nave Estelar), para la colonización de la Luna y Marte. Los prototipos lanzados hasta la fecha han cosechado más fracasos que éxitos, pero Elon Musk sigue empeñado en sus proyectos, asegurando que en 2024 una Starship sin tripulación llegará a Marte y en 2026 lo hará la primera misión tripulada.

Echo la mirada atrás y, después del proyecto lunar Apolo en los 60 y primeros 70 del siglo XX, y de la construcción y puesta en servicio de la ISS en los primeros años del presente siglo, estoy, como ya he dicho, viviendo los momentos más excitantes de la exploración espacial tripulada (de la exploración robótica hablaré en otra entrada) y deseando que lleguen los siguientes escalones. Vivo en directo, siempre que me es posible, los lanzamientos, acoplamientos y regresos de las naves a través del canal de Youtube de Space X o del canal «NASASpaceflight», en el que, ya sea en directo o en vídeos recopilatorios contempló cómo va creciendo la Starbase (Base Estelar) en Boca Chica (Texas), cómo se construyen y ensamblan las piezas de los aún protototipos de las Starship y sus vuelos… nada comparable con aquellas transmisiones de los 1960, porque todos los lanzamientos de Space X, sean propios o para la NASA, son retransmitidos con imágenes servidas por cámaras en tierra o en drones, instaladas en el fuselaje, junto a los motores impulsores o en el interior de las cabinas, algo que me hace casi «vivir» más que sólo «ver» lo que sucede.

63 años de carrera espacial paralelos a mi periplo vital.

9 de junio de 2021

ANTE DIEM QUINTVM IDVS IVNIAS ANNI MMDXXLXXIV AB VRBE CONDITA

POST SCRIPTA:

Sin rubor, quien escribe nació el 11 de julio de 1958.

El Sputnik 1 (en ruso Спутник-1) fue puesto en órbita por la Unión Soviética el 4 de octubre de 1957, completó 1.440 órbitas y se desintegró en su reentrada en la atmósfera el 4 de enero de 1958.

La misión Apolo XI despegó de la Tierra el 16 de julio de 1969 y Neil Armstrong puso su pie en la Luna a las 2:56 h UTC del 21 de julio de 1969 (aún 20 de junio en las Américas).

El orbitador Challenger se desintegró, como la mayor parte del sistema de lanzamiento y los siete tripulantes, 73 segundos después del lanzamiento, a las 16:39 UTC del 28 de enero de 1986. Francis «Dick» Scobee, Michael J. Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvis, Judith Resnik y Christa McAuliffe desaparecieron.

El orbitador Columbia se desintegró durante la reentrada en la atmósfera el 1 de febrero de 2003 a las 13:59 UTC con sus 7 tripulantes: Rick D. Husband,  William C. McCool, Michael P. Anderson, Ilan Ramon (israelí), Kalpana Chawla (estadounidense nacida en India), David M. Brown y Laurel Blair Salton Clark.

THE SPACE, THE FINAL FRONTIER… (I)

Los homines sapientes formamos una especie maligna. somos un SARS Cov-2 o algo aún peor para, de momento, nuestro «pequeño punto azul pálido» que gira en torno a una estrella de la serie principal en un «suburbio» de una de los cientos de miles de millones de galaxias que pueblan el universo conocido. Pero ¡alerta! otros mundos corren riesgo.

Leo, veo y oigo sobre una especie de nueva carrera espacial en la que ya no son dos potencias, como durante la Guerra Fría lo fueron los EEUU y la Unión Soviética, sino varios estados y compañías privadas los que se disputan los éxitos.

1.- La Estación Espacial Internacional y sus partícipes.
[Imagen de dominio público obtenida en Wikipedia Commons]

La Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés) fue y, de momento, es un proyecto de cooperación internacional en el espacio que ha mantenido unidos en planes y desarrollo de los mismos a la NASA y la nueva Space X, por parte estadounidense, la Agencia Espacial Europea (ESA), la JAXA japonesa, Canadá y Roskosmos, la agencia espacial rusa.

Pero en breve finalizará el acuerdo firmado entre estadounidenses y rusos y éstos se montarán  (los planes ya están en marcha) su propia estación orbital y «recuperarán» su«»soberanía» espacial.

La República Popular China hace años que viene empujando con su propio programa de exploración, han comenzado a poner en órbita los primeros módulos de su estación orbital y ya tienen sonda orbital y róver explorador en Marte, además de su programa lunar, con el primer róver llegado a la cara oculta de la Luna.

La India también tiene su propio programa y los Emiratos Árabes Unidos han completado el quinteto de países/agencias que han alcanzado (en este caso, de momento, sólo orbitalmente) nuestro vecino Marte.

La órbita terrestre está poblada por cientos de satélites artificiales disputándose los parámetros orbitales con fines científicos, de comunicaciones y militares, destacando en los últimos meses el despliegue por parte de SpaceX de cientos de pequeños satélites que van tejiendo una red global (Starlink) que servirá de soporte para el acceso a internet desde cualquier rincón del planeta.

Empresas privadas planean vuelos turísticos, incluyendo un «hotel»  orbital, y viajes y establecimiento de colonias en la Luna y Marte y la explotación «minera» de los asteroides.

Sí, hay una nueva «carrera  espacial» y parece que tanto las agencias oficiales como las empresas privadas hablan de sus planes en una especie de horizonte de «el que llegue primero, gana», algo que en otros ámbitos de la vida es obvio; pero en la cuestión de la casi inminente colonización de otros astros debería significar nada más que eso, ser el primero, pero no la subyacente de «toma de posesión».

Se echa en falta una coordinación de esfuerzos. Para muchos resulta un derroche innecesario la cantidad de millones dedicados por agencias oficiales y empresas privadas al desarrollo espacial cuando millones de personas en el planeta viven en la más cruda y dura de las pobrezas, Pero no es el desarrollo espacial el enemigo de los programas de distribución equitativa de la riqueza y de la ayuda humanitaria; el enemigo es la desconfianza entre países, precisamente el mismo principio que fomenta la carrera armamentista que se lleva partes esenciales de los presupuestos de las grandes potencias.

Esa desconfianza se traslada al espacio y buena muestra de ello es el secretismo y falta de completa transparencia de algunos proyectos. Basta con acceder a los sitios web de las potencias espaciales para ver el contraste que existe entre la amplia cobertura pública de la NASA y su acólito Jet Propulsion Laboratory de la CalTech y comparar con, por ejemplo, la agencia espacial china CNSA.

Esa falta de confianza explica que en lugar de la cooperación para optimizar los proyectos, todos vayan por su cuenta y no todos compartan de forma abierta los datos obtenidos por sus respectivas misiones.

Existe desde 1967 El Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes (abreviadamente Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre o Tratado Espacial) entre cuyos principios, además del compromiso de no instalar en el espacio armamento de ningún tipo, fija principios de confianza y comunicación… el tratado ha sido ratificado y firmado por todos los países con capacidad espacial demostrada.

2.- Países firmantes y con ratificación (verde) y países firmantes (amarillo)
[Imagen de dominio público derivada de una imagen de la ONU, tomada del repositorio Wikimedia Commons]

Sin embargo, el Acuerdo que rige las actividades de los Estados en la Luna y otros cuerpos celestes no ha sido ratificado por ninguno de los estados que han llegado a la Luna y que tienen planes específicos de colonización.

En todo caso, ya sabemos de lo que suelen servir los compromisos internacionales… ¿Por qué no cooperar más abiertamente en beneficio de la Humanidad? ¿Se alcanzará algún acuerdo vinculante sobre estos temas y será cumplido o se estarán poniendo las bases de futuras «guerras» por el reparto territorial de la Luna, Marte y los asteroides?

Por el momento, en estos albores de la expansión humana en el Sistema Solar, nada impide la toma de posesión de unos u otros y nada permite mediar en futuros conflictos de intereses. Conociendo el comportamiento de los seres humanos a lo largo de la historia, pocas esperanzas hay de que la empresa de saltar a otros mundos vaya a ser algo pacífico y en concordia.

30 de mayo de 2021

ANTE DIEM TERTIVM KALENDAS IVNIAS ANNI MMDXXLXXIV AB VRBE CONDITA

DE PLATA

25

xxv

11 + 14

Si esta mitad sigue dando contenido y razón de ser a un compromiso, lo cumple aunque el compromiso fuera de uno y no sólo de medio. Y así seguirá siendo, aunque ya no quiera más que ser medio para sentirme entero.

No hay más que física: materia (quizá también lo contrario) en forma macroscópica hasta escalas que atisbamos, pero no concebimos hasta el extremo; y materia más allá de lo más pequeño con base en «lo que no se puede cortar en partes», que dijo Demócrito, en griego, claro, que era lo que hablaba y pensaba… y por pensar le dio por concebir, por pura intuición, la existencia de «algo» a lo que llamar ἄτομος y que resultó ser suma de τόμος, porque se divide en partículas elementales, que son y no son; están y no están; pesan y no pesan, son partículas y ondas… y hasta pueden estar a la vez en dos sitios diferentes o pasar a la vez por dos rendijas diferentes.

No hay metafísica; y alguna razón lógica, demostrable desde la física con las matemáticas, explicará de forma empírica por qué del lado de la mitad incumplidora, los caprichos de los «hardwares» y «softwares» activaron involuntariamente la transmisión de «1» y «0» (en plural) rebotados acá y allá y recompuestos en el acá de esta mitad en palabras dirigidas a otras realidades únicas o medias… un túnel espacio-temporal sólo percibido por la misma parte perceptora del halo significativo del giro sobre sí mismo del planeta, trescientos sesenta y cinco giros después del anterior, nueve mil ciento treinta después del primero.

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ANTE DIEM TERTIVM KALENDAS FEBRVARIAS ANNI MMDCCLXXIII

MIS RINCONES DE MADRIZ. VAYA EL PRIMERO: EL PALACIO REAL

Palacio de Oriente

A la Plaza de Oriente mira la fachada principal del Palacio Real, al que también se conoce como Palacio de Oriente, algo a fe paradójico si tenemos en cuenta que se sitúa en el extremo occidental del casco urbano original de Madrid.

Por su extensión y amplitud «gana» a los palacios de Buckinham y de Versalles; pero no es, como el primero, la residencia propiamente dicha de SS.MM., ni, como en el segundo caso, la lujosa herencia patrimonial de una periclitada monarquía.

Se levanta, sobrepasando sus límites, donde estuvo el Alcázar Real que quedó reducido a cenizas en 1734

Lo ordenó construir el primero de los Borbones, Felipe V, nieto del Rey Sol y de la hija de Felipe IV, María Teresa de Austria, y vencedor en la Guerra de Sucesión, de infausta (a la par que tergiversada) memoria.

Comenzó las obras el italiano Filippo Juvara y fue una creciente acumulación ordenada de piedra durante más de un siglo, pasando por las manos, que dieron sus correspondientes toques, de arquitectos como Giovanni Battista Sachetti, Ventura Rodríguez… hasta que dio el remate final Francesco Sabatini.

Las fachadas, la Plaza de Oriente, los jardines y otros rincones del palacio cuentan con estatuas de antiguos reyes hispanos (incluso hay una de Trajano, Imperator Romanus, y hasta la de Moctezuma II y la de Atahualpa, los últimos emperadores azteca e inca, respectivamente) destinadas inicialmente a adornar la cornisa superior y otros espacios de las fachadas.

Carlos III fue el primero que residió, con su familia, servicio y lameculos varios, de forma estable (a no ser que hubiera que pasar fatigosas y sufridas estancias en La Granja, Riofrío o Aranjuez. Heredó el pisito, con el trono, Carlos IV; luego lo ocupó José I Bonaparte y después de él Fernando VII, su mujer María Cristina como Regente de Isabel II y ésta, Alfonso XII y Alfonso XIII, titular del trono desde que estaba en el vientre de su madre María Cristina, que ejerció de regente hasta 1902, cuando le pasó los «trastos». Por cierto, de este Alfonso, amiguete del marido -cronista de ABC- de la hermana de mi bisabuelo, se cuenta que se prodigaba en salidas nocturnas con la complicidad de los alabarderos en turno de guardia y que un buen día trabó amistad de compadreo con cierto madrileño;  paseando y bebiendo, con los índices etílicos más que altos, y ya «recogiéndose», pasaron junto a la casa del paisano que balbuceó algo así como «esta es mi casa, y la tuya para cuando quieras», a lo que Alfonso le respondió un especie parecida a «pues esa casa tan grande de allí enfrente es la mía, y la tuya para cuando quieras», cerrando la despedida con unas risotadas, el primero por creer pura chanza el remate del segundo y éste por contagio o por saber precisamente que como tal era tomada.

El Palacio, como Palacio Nacional, mantuvo su carácter de residencia de Jefe del Estado cuando Manuel Azaña asumió el cargo de Presidente de la República hasta que en octubre de 1936 hizo el petate para marchar a Barcelona y dirigir la combatiente y revolucionada república desde el Palau de la Citadela. Después sólo ha sido «museo» de sí mismo y del enorme patrimonio artístico que alberga, además de lugar de ceremonias de Estado.

En el punto (aproximadamente, vale) donde este pulsador del botón de la cámara obtuvo la instantánea que encabeza estas líneas (quien ahora las escribe); dícese que se inició la revuelta del pueblo de Madrid contra las tropas francesas de ocupación el 2 de mayo de 1808. Píntase aquello como hecho heroico y glorioso… Aquel día los ya escasos miembros de la familia real que en Madrid quedaban emprendían, escoltados por soldados de Napoleón, el viaje hacia Bayona, donde unas fechas antes el rey Carlos IV y su hijo Fernando, luego llamado «el Deseado», habían bajado sus calzas ante el de Ajaccio, al que habían «vendido» el trono (y con él, en principio, los destinos de España) Se armó la marimorena y extendióse la insurgencia… cinco años después un ejército anglo-español vencía en Vitoria (hoy hay que decir Vitoria-Gazteiz) y perseguía a los últimos efectivos de la Grande-Armée más allá de la frontera.
«El Deseado» volvió y en 1814 se cargó de un plumazo la Constitución que las Cortes reunidas en Cádiz aprobaron el 19 de marzo de 1812 (con procuradores venidos de todos los rincones de la hoy España peninsular e insular y de la España de América), comenzando a ejercer un absolutismo del más rancio estilo… José I, el rey que impuso Napoleón, demostró más interés por modernizar y racionalizar la administración española que este tocayo malhadado (otro gallo, nunca mejor dicho, nos habría cantado si la razón y la ilustración hubieran predominado sobre el apasionado patrioterismo alimentado por las rancias ideas del «por la Gracia de Dios»)

Por otra parte, la balconada que preside el centro de la fachada fue lugar donde asomóse para ser aclamado el actual Felipe VI tras su coronación, cuando el crápula del rey emérito se constituyó en tal tras su abdicación. Y, mira tú, allí, ese mismo que hoy es «el emérito» apareció, tímido, junto a un gallego bajito (poco antes de que hincara el pico), al que debía el título de Príncipe, cuando el tan voluble «pueblo» se aglomeró en la Plaza de Oriente y calles aledañas para mostrar su cariño y su apoyo al entonces «Caudillo» y hoy ominoso dictador, en medio de una campaña internacional contra los modos como el «Régimen» solventaba las acciones de los GRAPO y la ETA)

Hoy en día, puede visitarse el interior del palacio, además de la catedral, pasear por sus jardines y, sin las alteraciones del tráfico rodado, por los espacios de la Plaza de Oriente; disfrutar en alguna de las terrazas y aventurarse por las calles adyacentes: pasar por la Plaza de Isabel II (vulgo, plaza de la Ópera) y admirar el Teatro Real y, por qué no, terminar tomándose unas cañas con una ración de pulpo en la Calle de la Escalinata.

Palacio de Oriente

Plaza de la Armería – Amplio espacio donde han lugar ceremonias de postín por festivas o luctuosas circunstancias y donde la Guardia Real «interpreta» un vistoso cambio de guardia (como en palacio de cualquier otra monarquía que se precie)

Estatua de Felipe IV en los jardines de la Plaza de Oriente

Estatua de Felipe IV en los jardines de la Plaza de Oriente – Estatua ecuestre del cazador y putañero Felipe IV en los jardines de la Plaza de Oriente. Caballo y jinete dan las grupas al palacio y miran al Teatro Real. El pedestal se alza sobre un conjunto ornamental leonino y con fuentes ornamentales a este y oeste.
El Conde-Duque de Olivares hacía y deshacía: lo primero, fatal; lo segundo de miedo; mientras Su Majestad se obsesionaba por desnudeces legales e ilegales, cazaba, comía y certificaba con su firma las decisiones, casi siempre malas, del señor Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera y Velasco de Tovar (largo nombre para ancho caballero)

 

 

 

¿CATARSIS OBLIGADA? (cap. XXIV)

No hubo ceremonia. No hubo cáliz ni substancia. No hubo espacio. Sí hubo tiempo, aunque éste tal vez sólo exista en virtud de la percepción dimensional de dicho espacio. Y no pude saber si los cambios han cambiado la opinion de mis yoes: si ha desaparecido el desconsuelo, la añoranza, la hiriente punzada por la eterna duda sobre las razones (aun sabiendo las inmediatas); todo por debajo del convencimiento, ya viejo, de que el futuro está escrito sólo con rimas de pasado.

Precisamente en invierno.

Precisamente en enero.

Precisamente 30 días después de comenzado este año nuevo.

¿No tenían otro momento?

¿Será sólo un remozamiento o un «si te he visto no me acuerdo»?

No sé si antes encontraré respuesta, pero seguro que la tendré el próximo 30 de enero.

… si antes no muero

 

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